miércoles, 12 de agosto de 2009
Delikatessens italianos
Durante la crisis argentina de 2002, muchos productos importados comenzaron a escasear, como consecuencia del aumento del precio del dólar que los encareció significativamente. Uno de esos productos fueron los cantuccini o biscotti, unos biscochos italianos dulces e ideales para acompañar el café y que solían servirse en algunos de los cafés más elegantes de Buenos Aires.
Esa fue la oportunidad que aprovechó Alejandro Federico para crear Casa Piperno, una fábrica de estos delikatessens italianos, que lleva el nombre de su abuelo y que comenzó a ofrecer un producto de calidad, sin conservantes y a precios locales.
El crecimiento durante esos años fue tan importante que la empresa construyó una planta nueva, la que se inauguró en 2007. En ese año la facturación anual de la empresa llegó a los US$ 100.000 y en 2008 a US$ 190.000. Para 2009, y a pesar de la crisis, se esperan ventas por más de US$ 300.000.
A ese incremento de facturación contribuyó la estrategia de incorporación de otros productos a la oferta, como los salatini (versión salada de los cantuccini) o los frollini, con otra textura y sabores.
Los productos de Casa Piperno están presentes en más de 250 puntos de venta (incluyendo cadenas de supermercados) y se exportan a Chile y Brasil.
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